Con María, multiplicando migas…
María Susana Ratero
PRÓLOGO
Susana Ratero es una querida amiga y hermana en Cristo.
No recuerdo cuándo fue que la conocí, pero tengo la impresión de que siempre fuimos amigos. Es una de esas amistades que no nacen, simplemente siempre han estado allí, fuera del tiempo.
Susana me preguntó si yo estaría de acuerdo en escribir el prólogo de su nuevo libro. En ese momento me sorprendió su pedido y sentí que era un privilegio que no merecía, pero luego de meditarlo un tiempo (a decir verdad, no mucho tiempo), acepté gustoso. Es que no podía negarme a la prerrogativa de ser parte de su libro y, además, responder positivamente a esa invitación, que es una manifestación de su generosidad y de la grandeza de su corazón de amiga.
Siempre he tenido una especial atracción y disfrute por la literatura mística, pero siento, particularmente al leer la obra de Susana, una singular inspiración. Es que sus relatos tienen un encanto especial que me pone en contacto con la ternura de Dios morando en mi corazón.
Resaltan en sus relatos, y con gran fuerza, la figuras de Jesús y la de su madre la Virgen María, quien conversa con Susana para enseñarle e instruirla amorosamente en el camino de Dios, revelándole sus secretos en un clima similar al que lo haría una madre mostrándole los secretos de la vida a su pequeñita.
En la escritura de Susana la Virgen María se nos presenta como una madre amorosa y tierna, que se brinda a sí misma en amor a Susana, quien aparece en primera persona, pero el lector comprende que esta Madre también se ofrece a todos los seres humanos como lo hace con esta hija.
Además de Jesús y María, que son los personajes principales de este libro, aparece también Susana, quien habla con reverente inocencia con su Madre. En cada relato se presentan además personajes bíblicos o circunstancias especiales de la actualidad presentados por la autora, que crean el clima y dan sustento a las reflexiones y a los jugosos diálogos.
Este libro que tienes en tus manos no has de pagarlo con dinero. Te pido, por caridad, que ofrezcas diez Misas por las Benditas Almas del Purgatorio. Si no tuvieres dinero para dar una limosna por las Misas, alcanza con que las ofrezcas en tu corazón al comenzar la celebración.
La autora.

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