Libro de la experiencia
Santa Ángela De Foligno
Introducción
1. Qué es el Libro de la experiencia
… comencé a escribir a la ligera y de manera negligente, casi como unos apuntes que me ayudaran después a recordar [quasi pro quodam mihi memoriali ], en una hoja pequeñita, ya que pensaba escribir poco. Sin embargo poco tiempo después de que empezáramos con el dictado le fue revelado a la fiel de Cristo que yo tenía que escribir lo que me decía no en una hoja pequeñita, sino en un gran cuaderno.
El autor de estas líneas es el hermano A. transcriptor y traductor de las vivencias de una mujer que nosotros nos hemos acostumbrado a nombrar Ángela de Foligno, pero que en su tierra y en su tiempo, el valle de Espoleto en la Umbría de la segunda mitad del siglo XIII, era más conocida como Lella, abreviatura de Angelella, Angelita. El pasaje explica cómo una serie de notas tomadas a vuela pluma se convierten en la delicada transcripción de un dictado que, día tras día, terminaría conformando el libro que tenemos entre las manos. La función de esta escritura, en principio entendida como mero aide-mémoire, da a esta obra su título tradicional de Memoriale y la enclava en la necesidad del recuerdo: el recuerdo de la voz de Ángela, que relata en su umbro materno al hermano A., su confesor y pariente, la experiencia de la divinidad que la invade.
La tremenda difusión de este libro a través del tiempo alcanza a las vanguardias del siglo xx y constituye la pieza central de la producción vinculada a Ángela, a la que se suele añadir las Instructiones, una recolección de escritos sapienciales de atribución dudosa. Nosotros aquí, bajo la rúbrica de El libro de la experiencia, hemos optado por traducir tan solo el texto del Memoriale tomando su título de una tradición plenamente medieval reactivada por Giovanni Pozzi: esta potencia el sentido de las palabras que abren el prólogo –«Vere fidelium experientia probat, perspicit et contrectat…»–, proponiendo que el núcleo del libro es la «historia interior» de Ángela entendida como experiencia narrativizada. En efecto, tal y como relata nuestro texto, ella vivió a la divinidad literalmente y pudo probarla, verla y tocarla en las formas del cuerpo de Cristo. La aparición de este tercer actor –la divinidad encarnada, posiblemente erótica– cierra el reparto de la obra: Dios se comunica con Ángela, ella dicta al hermano A. y este escribe su memoria.

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