San Agustín
Extracto del libro:
Contiene este libro el conjunto de razones sobre la inmortalidad del alma, así como la solución de las dificultades que se presentan.
Primera razón por la cual el alma es inmortal: porque es sujeto de la ciencia que es eterna.
Si la ciencia existe en alguna parte, y no puede existir sino en un ser que vive, y existe siempre; y si cualquier ser en el que algo siempre existe, debe existir siempre: siempre vive el ser en el que se encuentra la ciencia. Si nosotros somos los que razonamos, es decir, nuestra alma; si ésta no puede razonar con rectitud sin la ciencia y si no puede subsistir el alma sin la ciencia, excepto el caso en que el alma esté privada de ciencia, existe la ciencia en el alma del hombre. La ciencia existe en alguna parte, porque existe y todo lo que existe no puede no existir en parte alguna. Además la ciencia no puede existir sino en un ser que vive. Porque ningún ser que no vive puede aprender algo; y no puede existir la ciencia en aquel ser que no puede aprender nada. Asimismo, la ciencia existe siempre. En efecto, lo que existe y existe de modo inmutable es necesario que exista siempre. Ahora bien, nadie niega la existencia de la ciencia. En efecto, quien quiera que admita que no se puede hacer que una línea trazada por el centro de un círculo no sea la más larga de todas las que no se tracen por el dicho centro, y que esto es objeto propio de alguna ciencia, afirma que existe una ciencia inmutable. Además nada en lo que algo existe siempre, puede no existir siempre. Efectivamente, ningún ser que existe siempre permite que sea sustraído alguna vez el sujeto en el que existe siempre. Desde luego cuando razonamos, esto lo hace nuestra alma. En efecto, no razona sino el que entiende: mas ni el cuerpo entiende, ni el alma con el auxilio del cuerpo, porque cuando quiere entenderse aparta del cuerpo. Aquello que es entendido existe siempre del mismo modo; y nada propio del cuerpo existe siempre de la misma manera, luego el cuerpo no puede ayudar al alma que se esfuerza por entender, le basta con no serle obstáculo. Asimismo nadie sin ciencia razona con rectitud. Pues el recto raciocinio es el pensamiento que tiende de lo cierto al descubrimiento de lo incierto, y nada cierto hay en el alma que ésta lo ignore. Mas todo lo que el alma sabe, lo posee en sí misma, y no abraza cosa alguna con su conocimiento sino en cuanto pertenece a una ciencia. En efecto, la ciencia es el conocimiento de cualesquiera cosas. Por consiguiente, el alma humana vive siempre.
Más de este autor/tema

La Ciudad de Dios
Ver Libro

Obras de San Agustín Tomo XXIV
Ver Libro

Manual de la Fe, la Esperanza y La Caridad
Ver Libro

De las costumbres de la Iglesia Católica
Ver Libro

La Continencia
Ver Libro

Contra la mentira
Ver Libro

El Espejo de Las Sagradas Escrituras
Ver Libro

Consecuencias y perdón de los pecados y el bautismos de los niños
Ver Libro

Tratado I sobre el Evangelio de San Juan
Ver Libro

365 días con San Agustín de Hipona
Ver Libro

Confesiones de San Agustín
Ver Libro

Oraciones de San Agustín
Ver Libro

Vida de San Agustín (Ilustrado)
Ver Libro

El combate cristiano
Ver Libro

Memorias de la casa de los muertos
Ver Libro

Pregúntale a la Iglesia
Ver Libro

La Antropología de Joseph Ratzinger
Ver Libro

Don y Misterio
Ver Libro

Carta Encíclica Lumen Fidei
Ver Libro

Sacerdote para Siempre
Ver Libro

Y Habitó entre nosotros
Ver Libro

El escándalo del padre Brown
Ver Libro

La Virgen Madre
Ver Libro

Los Siete Dolores de María
Ver Libro

Miguel, Gabriel, Rafael, Arcángeles en acción
Ver Libro

Regresando a casa
Ver Libro

Verdades de la fe católica
Ver Libro

El sacrificio de la Misa
Ver Libro

Pareja en diálogo
Ver Libro
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!