El perdón de los pecados sin sacerdote
Padre Jorge Loring
Extracto:
Como tema para la conferencia de hoy se me ha ocurrido hablaros de esa tragedia que ha sucedido hace poco en nuestra bahía, y a cuyos protagonistas conocéis la mayoría de vosotros. Podéis hablar con los supervivientes: un capitán de máquinas y un alférez de navío del dragaminas «Tinto».
Porque, precisamente, el dragaminas «Tinto» está ahora aquí en la factoría, en dique. Yo estuve el otro día a bordo para hablar con ellos y me contaran cómo ocurrió aquella tragedia.
Ya sabéis que estaban pescando en la bahía el comandante del dragaminas con dos oficiales más y un cabo. La bahía tranquila; pero saltó uno de esos vientos inesperados, volcó el bote y los hombres fueron al agua.
Intentaron poner el bote derecho. No lograron hacerlo. Se les echó la noche encima, y aquello se ponía feo.
Como pasaba el tiempo, era de noche y nadie aparecía en el horizonte, estaban preocupados. Empezaban a tener frío. Era febrero.
Entonces el comandante, a quien muchos de vosotros conocéis, porque era hijo de San Fernando, se llamaba Pepín Bernal, y era amigo de muchos de los que estáis aquí, les dijo a los demás que estaban agarrados al bote, que flotaba entre dos aguas:
-Por lo que pueda ocurrir, lo mejor que podemos hacer es rezar un Acto de Contrición.
Y, efectivamente, dirigidos por el comandante, aquellos cuatro hombres, en peligro de morir ahogados, de desmayarse, de no llegar al día siguiente, con gran fervor, hicieron un Acto de Contrición perfecta.
Realmente, si aquel Acto de Contrición lo hicieron de corazón, con sinceridad, dos de ellos murieron, los otros dos son los supervivientes con quienes yo he hablado, aquellos dos que murieron se han salvado.
Porque el Acto de Contrición bien hecho perdona los pecados. Todos los pecados, tanto mortales como veniales.
Con tal de que haya verdadero arrepentimiento.
Después de haber hecho el Acto de Contrición, el comandante, que era un espléndido nadador, creyó que podría llegar a la costa. Dejó a sus compañeros y se fue nadando. Pero se cansó. Estaba muy agotado. Se desmayó y se ahogó.
Al poco tiempo, el cabo, que estaba muerto de frío, se desmayó también y se ahogó.
Quedaron los otros dos oficiales, que son quienes me han contado lo ocurrido, y fueron salvados por un pesquero que pasó después.
Pues esta desgracia, este acontecimiento trágico, que hemos vivido estos meses, me da pie para hablaros de la importancia del Acto de Contrición y de la naturaleza del Acto de Contrición.

Más de este autor/tema

400 Respuestas a preguntas sobre la doctrina católica
Ver Libro

Para Salvarte
Ver Libro

Forja de Jesuitas (PDF)
Ver Libro

Anécdotas de una vida apostólica
Ver Libro

El y Yo. El diario de Gabriela Bossis
Ver Libro

El Hombre Común
Ver Libro

Juan Pablo II, Un papa al encuentro de los pueblos
Ver Libro

Orar y meditar con El Evangelio cada día
Ver Libro

La casa sobre roca
Ver Libro

La Sábana Santa, imagen de Cristo muerto
Ver Libro

Del Alma y su origen
Ver Libro

Soñad y os quedaréis cortos
Ver Libro

Soliloquios de San Agustín
Ver Libro

Muéstrame Tu Rostro
Ver Libro

El ente y la esencia
Ver Libro

Oraciones para colorear y hablar con Dios para niños de Educación Primaria
Ver Libro

Contrato del hombre con Dios mediante el bautismo
Ver Libro

Amar al mundo apasionadamente
Ver Libro

Mi libro de oraciones
Ver Libro

La Divina Comedia
Ver Libro

San Bernardo Abad (Ilustrado)
Ver Libro

La Misa y la vida interior
Ver Libro

¿Quién es este hombre? Jesús, antes del cristianismo
Ver Libro

La Confesión Frecuente
Ver Libro

El Evangelio de cada día Comentario y oración
Ver Libro

El Infierno de Sor Josefa Menéndez
Ver Libro

Vivir la Santa Misa
Ver Libro

El escándalo del padre Brown
Ver Libro

El rostro del amor
Ver Libro

Recopilación de mensajes a las mujeres
Ver Libro

Sermones Pastorales
Ver Libro

Surge ¡Levántate!
Ver Libro

El Coraje de ser Católico
Ver Libro

La Elegida de Dios
Ver Libro
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!