Pobres Gentes

Fiódor Dostoievski

PRIMERA PARTE

Mi inestimable Varvara Aleksiéyevna:

¡Ayer me sentí yo feliz, extraordinariamente feliz, como no es posible serlo más! ¡Con que por lo menos una vez en la vida usted, tan terca, me ha hecho caso! ¡Al despertarme, ya oscurecido, a eso de las ocho (ya sabe usted, amiga mía, que, terminando mi trabajo en la oficina, de vuelta a casa, me gusta echar una siestecita de una o dos horas), encendí la luz, y ya había colocado bien mis papeles y sólo me faltaba aguzar mi pluma, cuando, de pronto, se me ocurre alzar la vista, y he aquí que…, lo que le digo, que me empieza a dar saltos el corazón! ¡Ya habrá usted adivinado lo que ocurría! Pues que un piquito del visillo de su ventana estaba levantado y prendido en una maceta de balsamina, exactamente como yo otras veces hube de indicarle. Así que me pareció como si contemplara su adorado rostro asomado un instante a la ventana y que también usted me miraba desde su gabinetito, que usted también pensaba en mí. Y ¡cuánta pena me dio, palomita mía, el no poder distinguir bien su encantador semblante! ¡Hubo un tiempo en que también yo tenía buena vista, hija mía! ¡Los años no proporcionan ningún contento, amor mío! ¡Ahora suele ocurrirme que me baila todo delante de los ojos! En cuanto escribo un ratito, ya amanezco al día siguiente con los ojos ribeteados y lacrimosos, hasta el punto de darme vergüenza que me vea nadie. Pero en espíritu veía yo muy bien, hija mía, su amable y afectuosa sonrisa, y en mi corazón experimentaba sensación idéntica que en aquel tiempo, cuando la besé aquella vez, Várinka. ¿Lo recuerda usted aún, mi ángel? ¿Sabe usted, palomita mía, que me parece verla en este instante amenazándome con el dedo? ¿Será verdad, mala? La primera vez que vuelva a escribirme, me lo ha de decir sin remisión y con detalles.

Bueno, vamos a ver: ¿qué piensa usted de nuestra idea, me refiero al visillo de su ventana, Várinka? Magnífica, ¿no es verdad? Cuando yo me siente para escribir, o me acueste, o me levante, siempre podré saber así si usted me lleva todavía en el pensamiento y se acuerda de mí, y también si está usted buena y alegre. Si deja caer el visillo, querrá decir: «Buenas noches, Makar Aleksiéyevich, ¡ya es hora de irse a la cama!». Si lo vuelve a levantar, será para decir: «¡Buenos días, Makar Aleksiéyevich! ¿Cómo pasó la noche, Makar Aleksiéyevich? ¡Yo, gracias a Dios, estoy muy bien y muy contenta!».

Ya ve usted, amiguita, qué delicada resulta la idea. ¡De este modo no necesitamos escribirnos! ¿Verdad que está muy bien pensado? ¡Pues he sido yo el inventor de esta idea tan sutil! ¿Y ahora, Varvara Aleksiéyevna, dirá usted todavía que no tengo imaginación?

Tengo que decirle aún, nena, que la noche última la he pasado en un sueño, muy bien, contra lo que me esperaba, por lo que también yo estoy ahora muy contento, sobre todo teniendo en cuenta que, por lo general, en una habitación nueva, por la falta de costumbre, no se suele coger el sueño; por lo visto, no siempre pasan las cosas como habrían de pasar. Al levantarme hoy me sentía enteramente…, tan, vamos, tan ligero de cuerpo y de espíritu…, tan alegre y despreocupado. ¡Es que hoy también ha hecho una mañana.! Abrí la ventana, y entró por ella el sol a raudales, rompieron a cantar los pájaros, impregnóse el aire de aromas de primavera, y toda la Naturaleza revivió.; bueno, también todo lo demás estaba como es debido, exactamente como debe estar cuando es primavera. ¡Con decirle a usted que yo me puse a soñar también un poquitín, claro que pensando sólo en usted, Várinka! La comparaba mentalmente con un angelito del Cielo, creado tan perfecto para alegría de los hombres y ornamento de la naturaleza. Y pensaba también que nosotros Várinka, nosotros, los hombres, que pasamos la vida entre angustias y sobresaltos, podíamos envidiar, por su despreocupada e inocente alegría, a los pajarillos del cielo., y algo más también, todo por este estilo, me parece. ¡Quiero decir, que sólo hacía esas comparaciones remotas! Tengo aquí, Várinka, un librito en el que se habla de esas cosas, y todo se describe muy al pormenor. Digo esto para que se vea que, aunque siempre discrepan las opiniones, ¿no es verdad, querida Várinka?, ahora que es primavera, se le ocurren a uno exactamente ideas iguales de placenteras y espirituales y fantásticas e idénticos ensueños de ternura. Todo el mundo se muestra a nuestros ojos con un viso rosa. Por eso precisamente he escrito yo todo lo que antecede. Aunque en su mayor parte lo he sacado todo del librito que le digo. En él expresa el autor el mismo deseo que yo, sólo que en verso:

¡Oh, quién fuera un ave, un ave de rapiña!


Para activar la descarga es necesario una suscripción. Algunos libros requieren de una suscripción premium.

epub
epub
mobi
mobi
pdf
pdf


Adquiere una suscripción

¿Ya tienes una suscripción?

Ingresa aquí:


DETALLES DE ESTE LIBRO


Más de este autor/tema


Los hermanos Karamázov

Los hermanos Karamázov

Al comenzar la biografía de mi héroe, Alekséi Fiódorovich Karamázov, me siento un tanto confuso. Y es que, por más que llame a Alekséi Fiódorovich ...
Crimen y castigo

Crimen y castigo

Escrita en 1866, conserva todo su valor. Es una de las más grandes novelas de la literatura universal. Narra la experiencia del joven Rodion Raskolnicov ...
Noches blancas

Noches blancas

Era una noche maravillosa, una de esas noches que quizá sólo vemos cuando somos jóvenes, querido lector. Había un cielo tan profundo y tan claro ...
El Doble

El Doble

Hay obras literarias cuyo sentido y alcance no son captados en la época de su publicación, sino largo tiempo después, cuando cambios en el ambiente ...
Cuentos

Cuentos

Si bien es en la faceta novelística donde más ha destacado Dostoievski, no es menos cierto que el género del cuento, el periodismo, el relato, ...
Diario de un escritor

Diario de un escritor

El lunes 26 de enero de 1881 Vera, una de las hermanas de Dostoyevski, llegó de visita a casa del escritor. En medio de la ...
Memorias de la casa de los muertos

Memorias de la casa de los muertos

En medio de las estepas, de las montañas y de los inextricables bosques de las más apartadas regiones de la Siberia, se encuentran de vez ...
Evidencias de la Resurrección

Evidencias de la Resurrección

Todo sermón predicado por todo cristiano en el Nuevo Testamento se centra en la resurrección. El evan­gelio, o “las buenas nuevas,” significa esencialmente las nuevas ...
A pesar de todo, decir sí a la vida

A pesar de todo, decir sí a la vida

Con este escrito, … A pesar de todo, decir sí a la vida (Trotzdem ja zum Leben sagen), hacemos pública una serie de conferencias del ...
El drama del humanismo ateo

El drama del humanismo ateo

Si los diferentes capítulos de esta obra no están organizados dentro de un todo sistemático, tampoco su objeto es, en la intención de su autor, ...
El camino abierto por Jesús

El camino abierto por Jesús

Los cristianos de las primeras comunidades se sentían, antes que nada, seguidores de Jesús. Para ellos, creer en Jesucristo es entrar por su «camino» siguiendo ...
María, Madre Del Redentor

María, Madre Del Redentor

“La Madre del Redentor tiene un lugar preciso en el plan de la salvación, porque, ‘al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a ...
Esperanza

Esperanza

Meditaciones bíblicas para la tercera Edad Al profeta Jeremías le dice Dios en una ocasión: Que ellos se conviertan a ti, no te conviertas tú ...
El gran desconocido, el Espíritu Santo y sus dones

El gran desconocido, el Espíritu Santo y sus dones

La primera vez que San Pablo llegó a Atenas, entre los innumerables ídolos de piedra que llenaban calles y plazas y que arrancaron al satírico ...
Familiaris Consortio

Familiaris Consortio

La Iglesia al servicio de la familia 1. La familia, en los tiempos modernos, ha sufrido quizá como ninguna otra institución, la acometida de las ...
Artículos sobre Dios

Artículos sobre Dios

Actitudes cristianas ante Dios Actitudes cristianas ante los demás Ateos en búsqueda Ateos o creyentes? Ateos, agnósticos o idólatras? Dios "online" Dios es comunidad creativa ...
El Espíritu Santo en la Teología de Santa Catalina de Siena

El Espíritu Santo en la Teología de Santa Catalina de Siena

Catalina de Siena experimentó verdadera pasión por la teología. Era teóloga por naturaleza, como lo testimoniaba el Beato Raimundo de Capua, que fue quien más ...
Beata Teresa de Calcuta

Beata Teresa de Calcuta

En la segunda mitad del siglo que acaba de quedar atrás, y convocado por un joven papa octogenario, hubo un Concilio ecuménico cuyo objetivo se ...
Escritos Catequísticos

Escritos Catequísticos

La primera cosa necesaria al cristiano es la fe, sin la cual nadie puede llamarse fiel cristiano. La fe proporciona cuatro bienes. Primero: Por la ...
La Iglesia Católica y la Contra-fe

La Iglesia Católica y la Contra-fe

Por razones que son comprensibles, si no del todo justificables, muchos de nosotros tenemos aversión a los prefacios y las introducciones. Queremos “poner manos a ...
Obras Completas de Fray Luis de Granada

Obras Completas de Fray Luis de Granada

Fijar el texto definitivo y auténtico de las Obras de Fr. Luis de Granada, profundamente alterado en todas las ediciones, aumentar su caudal con libros ...
El Sacerdote

El Sacerdote

EXODO 28. "Harás para el sacerdote vestiduras sagradas para que no le falte: majestad, gloria ni belleza,(Vestiduras santas y no vestiduras de payasos como dicen ...
El regreso de Don Quijote

El regreso de Don Quijote

Había mucha luz en el extremo de la habitación más larga y amplia de la Abadía de Seawood porque en vez de paredes casi todo ...
Al encuentro de la vida

Al encuentro de la vida

Nuestra condición de peregrinos pertenece a este mundo que pasa. Caminamos, a través del encuentro con nosotros mismos, hacia el encuentro con Dios. Caminamos. «Hacemos ...
San Agustín de Hipona - Obras Completas (PDF)

San Agustín de Hipona – Obras Completas (PDF)

El conocimiento de San Agustín en nuestro tiempo es un deber de cultura cristiana y humanística, porque Cristianismo y Humanidad tienen en él un típico ...
Doce parábolas cimarronas

Doce parábolas cimarronas

Hemos desglosado estas doce parábolas en diálogo de nuestro libro Las Parábolas de Cristo, por aconsejarlo la conveniencia editorial —⁠y también literaria. En ese libro ...
Dios tiene una O

Dios tiene una O

Los cristianos tibios, los que sólo rezan en la iglesia, se creen que el Hijo de Dios es una imagen en una hornacina, y que ...
Cegó sus ojos, el Juicio Propio

Cegó sus ojos, el Juicio Propio

San Ignacio habla del “camino incierto y peligroso del propio juicio”. San Juan de Ávila exigía mucho empeño en purificar el apego al juicio propio ...
Florecillas del Sagrario

Florecillas del Sagrario

Qué Pedagogía tan misteriosa y tan paradójica la de nuestro Maestro Jesús! Con palabra infalible enseña a los hombres que la felicidad y la vida ...
Cántico Espiritual B

Cántico Espiritual B

Cierto, nadie lo puede; cierto, ni ellas mismas por quien pasa lo pueden. Porque ésta es la causa por que con figuras, comparaciones y semejanzas, ...
La Rosa y El Fuego

La Rosa y El Fuego

Pero hubo más, mucho más. Para ponernos en el cabal contexto, comencemos por formular algunas preguntas: ¿por qué a unas personas les cautiva esta música, ...
Vida Nueva

Vida Nueva

Vamos hablando directo y honestamente: esta obra fue escrita para ti. Sí, ¡para ti! Con la esperanza de ayudarte a ser feliz y gozar de la ...
Las campanas tocan solas

Las campanas tocan solas

José María Pérez Lozano amaba el cine y la prensa. Conocía su enorme capacidad y sus riesgos. Compuso, incluso, una Oración por el cine. Sabía ...
Sobre el cielo y la tierra

Sobre el cielo y la tierra

El Rabino Abraham Skorka hizo referencia, en un escrito, al frontispicio de la Catedral Metropolitana que representa el encuentro de José con sus hermanos. Décadas ...
Guía de pecadores

Guía de pecadores

Por muchas razones me moví a enviar a v.m. este libro, y particularmente por tener entendido con cuán alegre rostro Suele v.m. recibir semejantes presentes, ...
Francisco de Asís y los marginados

Francisco de Asís y los marginados

Como amigoniano, como seguidor de Luis Amigó e integrante de una congregación franciscana, dedicada particularmente a la cristiana educación de los niños y jóvenes en ...
Santidad para todos: Para ser santos en la vida ordinaria

Santidad para todos: Para ser santos en la vida ordinaria

Recuerdo que hace unos años mi hermana menor me preguntó: “¿Por qué es tan difícil ser santo y cómo puedo hacer para agradar a Dios?” ...
0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir!

Deja una respuesta