Cartas a un escéptico en materia de religión
Jaime Balmes
Carta I
Cuestiones importantes sobre el escepticismo.
Carácter de la autoridad ejercida por la Iglesia católica. La fe y la libertad de pensar. Vano prestigio de las ciencias. Un pronunciamiento científico. Naufragio de las convicciones filosóficas. Sistema para aliar cierto escepticismo filosófico con la fe católica. El escepticismo y la muerte. El escepticismo origen de un tedio insoportable. Es una de las plagas características de la época. Motivos de la permisión divina. La fe contribuye a la tranquilidad de espíritu..
Mi estimado amigo: Difícil tarea me ha deparado usted en su apreciada, hablándome del escepticismo: éste es el problema de la época, la cuestión capital, dominante, que se levanta sobre todas las demás, cual entre tenues arbustos el encumbrado ciprés. ¿Qué pienso del escepticismo; qué concepto formo de la situación actual del espíritu humano, tan tocado de esta enfermedad? ¿cuáles son los probables resultados que ha de acarrear a la causa de la religión? Todo esto quiere V. que le diga; a todas estas preguntas exige usted una respuesta cabal y satisfactoria; añadiéndome que «quizás de esta manera se esclarezcan algún tanto las tinieblas de su entendimiento, y se disponga a entrar de nuevo bajo el imperio de la fe».
Deja V. entrever algunos recelos de que mis respuestas sean sobrado dogmáticas y decisivas; haciéndome, la caritativa. Advertencia de que «es menester despojarse por un momento de las convicciones propias, y procurar que la discusión filosófica se resienta todo lo menos posible de la invariable fijeza de las doctrinas religiosas». Asomaba a mis labios la sonrisa al leer las palabras que acabo de transcribir, viendo que de tal manera vivía V. equivocado sobre la verdadera situación de mi espíritu; pues se figuraba hallarme tan dogmático en filosofía como me había encontrado en religión. Paréceme que, a fuerza de declamar contra la esclavitud del entendimiento de los católicos, han logrado en buena parte su dañado objeto los incrédulos y los protestantes, persuadiendo a los incautos de que nuestra sumisión a la autoridad de la Iglesia en materias de fe, quebranta de tal suerte el vuelo del espíritu y anonada tan completamente la libertad de examinar, hasta en los ramos no pertenecientes a religión, que somos incapaces de una filosofía elevada e independiente. Así tenemos por lo común la desgracia de que sin conocernos se nos juzgue, y sin oírnos se nos condene. La autoridad ejercida por la Iglesia católica sobre el entendimiento de los fieles, en nada cercena la libertad justa y razonable que se expresa en aquellas palabras del Sagrado Texto: entregó el mundo a las disputas de los hombres.

Más de este autor/tema

El criterio
Ver Libro

Un llamamiento al amor
Ver Libro

Dios y el mundo
Ver Libro

La libertad interior
Ver Libro

Santa Hildegarda y su visión del anticristo
Ver Libro

Dios es joven
Ver Libro

El Cura de Ars
Ver Libro

Un tesoro llamado “El Mensaje de la Divina Misericordia”
Ver Libro

Hora Santa al Sagrado Corazón de Jesús
Ver Libro

San Juan de la Cruz
Ver Libro

¡Ojalá escucheis hoy su voz!
Ver Libro

La Dolorosa Pasión de Nuestro Señor Jesucristo
Ver Libro

Summa Daemoniaca
Ver Libro

Cántico Espiritual A
Ver Libro

¿Es razonable ser creyente?
Ver Libro

Aparecida Documento Conclusivo Celam
Ver Libro

Las siete lámparas de la vida cristiana
Ver Libro

El Viejo Trueno: Biografía de Hilaire Belloc
Ver Libro

Tratado de la oración y meditación
Ver Libro

Homilías y Discursos del papa Francisco en México
Ver Libro

Mi vida en Nazaret
Ver Libro

Madre Esperanza
Ver Libro

Carta Encíclica Laudato si’
Ver Libro

Donum Veritatis
Ver Libro

El Discernimiento
Ver Libro

Son tres los que se casan
Ver Libro

Amor y Responsabilidad
Ver Libro

Dificultades en la oración mental
Ver Libro

Pequeño tratado de oración contemplativa
Ver Libro

San Cristóbal (Ilustrado)
Ver Libro

Las muertes del padre Metri
Ver Libro
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!