La sombra del Padre

Jan Dobraczynski

PRIMERA PARTE. LA ESPOSA

El ardor del sol meridiano, embutido en la estrecha calleja, se hacía espeso. Las paredes encaladas cegaban con su blanco resplandor. El borriquillo atado al tronco descascado de una acacia dejaba colgar tristemente la cabeza y se limitaba a golpearse rabiosamente los flancos con el rabo, para librarse de las moscas cuando le atormentaban en exceso. A su vera, dos niños, en cuclillas sobre el camino, jugaban en la arena. Estaban muy absortos en su juego; sin embargo, al pasar a su lado un hombre alto, ancho de hombros, el muchacho se levantó y dijo:

—La paz sea contigo, tío José.

—La paz también contigo, Judas —le contestó el hombre.

Se detuvo un instante. Le dio al niño unas palmaditas en la espalda y le sonrió a la niña, que seguía agachada observando al varón con sus grandes ojos negros.

—Y también contigo, Sara —le dijo a la pequeña.

Reemprendió la marcha. Caminaba despacio, inmerso en sus pensamientos. Los niños volvieron la cabeza y le siguieron con la mirada.

Se detuvo ante el portalón del muro. Antes de traspasarlo cerró un instante los ojos y murmuró: Baruk ata Adonai, melek haolâm. Era una de las berakoth que se recitaban a lo largo del día, en diversas circunstancias: esta se rezaba antes de dar un paso importante. Luego empujó el portalón chirriante que tan bien conocía. Lo había fabricado él mismo hacía tiempo.

Al traspasar el portalón lo envolvió una agradable sombra y el olor aromático de las hojas y las hierbas recalentadas por el sol. Siguiendo la pared, un sendero estrecho protegido por las ramas de un potente sicómoro llevaba al jardín. Una plazoleta se abría alrededor de su tronco nudoso. El sol se filtraba a través de las hojas sembrando el suelo de luminosas manchas parpadeantes. Antaño, cuando niño, esta plazoleta le parecía enorme, muy apropiada para el juego. Ahora le parecía de un tamaño irrisorio.

Debajo del árbol, en una litera, había un hombre echado y cubierto, pese al calor reinante, con una manta rayada. Desde lejos podía oír su respiración pesada, jadeante. José se acercó y se inclinó sobre el hombre dormido. El anciano dormitaba. Los cabellos blancos y ralos se alzaban sobre su cabeza como plumón levantado por el viento. La boca entreabierta mostraba los pocos dientes que le quedaban; los labios se perdían entre la barba crecida. Las manos con las venas hinchadas que descansaban sobre la manta temblaban ligeramente. El anciano llevaba en el dedo un grueso anillo informe, rodeado con un hilo para que no se le cayera.

Retrocedió un poco; se sentó en una pequeña banqueta, decidido a esperar pacientemente el despertar del adormecido. El silencio era completo, no se oía ningún ruido entre las hojas. Los pájaros se habían dormido en las ramas. Las lagartijas inmóviles, como hechas de barro, se calentaban al sol. De cuando en cuando perdían repentinamente su inmovilidad y rápidas, sin el menor sonido, se desplazaban de un sitio a otro para caer de nuevo en la quietud más absoluta. Únicamente los grillos ocultos en la hierba acompasaban el tiempo con su canto. Con las manos apoyadas en las rodillas separadas, José empezó a recitar una nueva berakâ: «Bendito seas, Señor Eterno, Rey del Universo, por mandar a tu pueblo el silencio que permite pensar en Ti y venerar Tu voluntad…».

José amaba el silencio desde su más tierna infancia. El silencio le hablaba con más claridad que las voces. Exigía siempre lo mismo: esperar. A su lado transcurría la vida intranquila y ruidosa. Se oían tantas palabras innecesarias, tantas quejas dichas a la ligera, tantas certezas que no significaban realmente nada… Estaba sumergido en esta corriente con su silencio como piedra en medio del torrente. Esperaba, aunque, la verdad sea dicha, no sabía qué estaba aguardando. Esperaba lo que le iba a decir el silencio.


Para activar la descarga es necesario una suscripción. Algunos libros requieren de una suscripción premium.

epub
epub
mobi
mobi
pdf
pdf


Adquiere una suscripción

¿Ya tienes una suscripción?

Ingresa aquí:


DETALLES DE ESTE LIBRO


Más de este autor/tema


Cartas de Nicodemo

Cartas de Nicodemo

Esta enfermedad. Justo, me está destrozando. Antes yo era un hombre lleno de energía, sabia mostrarme suave y comprensivo con los que me rodeaban. No ...
El Abandono confiado a la Divina Providencia

El Abandono confiado a la Divina Providencia

Una de las verdades mejor establecidas y de las más consoladoras que se nos han revelado es que nada nos sucede en la tierra, excepto ...
El rostro del amor

El rostro del amor

Hace muy poco, un papa alemán visitando el campo de concentración de Auschwitz se preguntaba ante el mundo: '¿Dónde estaba Dios en esos días? ¿Por ...
Surco

Surco

  Ya en 1950, San Josemaría Escrivá de Balaguer prometía al lector, en el prólogo de la 7 édición castellana de Camino, un nuevo encuentro ...
El pan de cada día

El pan de cada día

Hay prólogos de compromiso. Con el autor, con el lector... y aun, a veces, hasta con el editor. En ellos, como la cuestión es decir ...
Bajar al encuentro de Dios

Bajar al encuentro de Dios

Poner este pequeño libro en las manos de las Comunidades de Vida Cristiana, es una alegría. Estas páginas también nacieron en medio de cristianos que ...
Tesoro en vasija de barro

Tesoro en vasija de barro

En 1957, el obispo Fulton Sheen -en aquel tiempo el católico más reconocido de Estados Unidos y con una audiencia televisiva sin igual-, comenzó la ...
Carta Encíclica Dives in misericordia

Carta Encíclica Dives in misericordia

« Dios rico en misericordia »   es el que Jesucristo nos ha revelado como Padre; cabalmente su Hijo, en sí mismo, nos lo ha manifestado ...
1000 pensamientos para iluminar la vida

1000 pensamientos para iluminar la vida

Salvando las distancias, en el zen existe un ejercicio, dirigido por un maestro y llamado koan, que consiste en ayudar al discípulo, mediante una frase, ...
Meditemos en los salmos

Meditemos en los salmos

Todos buscamos afanosamente ser felices. Buscamos la felicidad en todos los caminos de la vida. Por todas partes se nos dice que allí está la ...
Sentencias de los Padres del Desierto

Sentencias de los Padres del Desierto

 1. Preguntó uno al abad Antonio: «¿Qué debo hacer para agradar a Dios?» El anciano le respondió: «Guarda esto que re mando: donde quiera que ...
Amar a la Iglesia

Amar a la Iglesia

(4-VI-1972) (HOMILÍA pronunciada el 4-VI-72, Domingo segundo después de Pentecostés). Los textos de la liturgia de este domingo forman una cadena de invocaciones al Señor ...
Dificultades con nuestros hermanos protestantes

Dificultades con nuestros hermanos protestantes

DIFICULTADES CON NUESTROS HERMANOS PROTESTANTES. Desde hace tiempo, esperábamos este libro del Padre Hugo Estrada, s.d.b. Muchas veces algunos católicos se encuentran desconcertados ante los ...
Quien es el hombre

Quien es el hombre

Me he comprometido a decir algo sobre la imagen del hombre que nos transmite la revelación. Al iniciar estas reflexiones quisiera plantear una cuestión, que ...
Por obra del Espíritu Santo

Por obra del Espíritu Santo

EL Espíritu Santo es la más ignorada de las tres Personas divinas. El Hijo se nos ha manifestado hecho hombre, y hemos visto su gloria ...
400 Respuestas a preguntas sobre la doctrina católica

400 Respuestas a preguntas sobre la doctrina católica

Desde que puse en Internet mi libro Para Salvarte en 1997, llevo 55.000 consultas que me hacen internautas de todo el mundo con ansias de ...
Nuestra Señora del Buen Suceso

Nuestra Señora del Buen Suceso

Era el año 1563. En la Provincia vasca de Vizcaya, cerca de la frontera con Francia. En una familia aristocrática de España, Mariana Francisca de ...
¿Como pastorear?

¿Como pastorear?

En los grupos de oración, en las comunidades carismáticas y en la Iglesia Católica en general se utilizan los nombres de “pastor” y “pastoreo” y ...
Diccionario de San Josemaría Escrivá de Balaguer

Diccionario de San Josemaría Escrivá de Balaguer

1. Confianza plena en Dios. 2. Abandono en su Voluntad aceptándola por entero. 3. Abandono y medios humanos. En las enseñanzas de san Josemaría el ...
Teología de la Tierra I y II

Teología de la Tierra I y II

Dos amigos, que viven en dos mundos diferentes de esta misma tierra americana, han dedicado años de su vida para trabajar en la teología y ...
Para llegar a puerto

Para llegar a puerto

«La vida es como un viaje por el mar de la historia, a menudo oscuro y borrascoso, un viaje en el que escudriñamos los astros ...
Servidor de vuestra alegría

Servidor de vuestra alegría

En estos últimos años me he visto a menudo en la necesidad de predicar sobre el tema del sacerdocio en actos litúrgicos de seminarios o ...
La incredulidad del Padre Brown

La incredulidad del Padre Brown

Hubo un corto período en la vida del padre Brown durante el cual éste disfrutó o, mejor dicho, no disfrutó de algo parecido a la ...
¿Quién es cristiano?

¿Quién es cristiano?

¿Quién es capaz de responder a todos esos jóvenes que a menudo hoy se siguen haciendo preguntas? Ellos miran la realidad que les envuelve y ...
Acudir a Dios en la angustia

Acudir a Dios en la angustia

En los opúsculos de Karl Rahner aparecidos hasta el momento hemos seleccionado en gran parte ensayos y piezas individuales relativamente independientes. Cuando Andreas R. Batlogg ...
Al pie de La Cruz o Los Dolores María

Al pie de La Cruz o Los Dolores María

Diez años ha ya que tracé el primer bosquejo de esta obra en San Wilfrido, durante el verano de 1847; y aunque de entonces acá ...
La Actualidad de María

La Actualidad de María

No ha sido tarea fácil realizar esta selección de textos marianos del P. José Kentenich. En primer lugar, debido a su incontable cantidad y, por ...
Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional

Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional

«Os he dicho esto para que mi gozo esté en vosotros y vuestro gozo sea perfecto» (Jn 15,11): este es el proyecto de Dios para ...
El juicio

El juicio

El coronel Dwight Patterson descansaba en su bañera. Veinte minutos de sosegado baño cada día antes de cenar, uno de los rituales diarios del coronel ...
Jesucristo, el Santo de Dios

Jesucristo, el Santo de Dios

EL HÉROE Y EL POETA Bulle mi corazón de palabras graciosas voy a recitar mi poema para un rey. (Sal 44) Hay distintos caminos, distintos ...
El Joven Cristiano y su sexualidad

El Joven Cristiano y su sexualidad

Se cuenta de un ermitaño que vivía solo en una cueva con su hijo de 15 años. El hijo nunca había conocido al pueblo más ...
0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir!

Deja una respuesta