Escritos Catequísticos
Santo Tomás de Aquino
Prólogo
La primera cosa necesaria al cristiano es la fe, sin la cual nadie puede llamarse fiel cristiano. La fe proporciona cuatro bienes.
Primero: Por la fe, el alma se une a Dios: pues por la fe el alma cristiana celebra como una especie de matrimonio con Dios: “Te desposaré conmigo en fe” (Os 2,20). Por ello, cuando alguien se bautiza, primero confiesa la fe, cuando se le pregunta: “¿Crees en Dios?”: porque el bautismo es el primer sacramento de la fe. Por eso dice el Señor:
“El que crea y sea bautizado, se salvará” (Mc 16,16). Pues bautismo sin fe de nada sirve. Nadie es grato a Dios sin la fe: “Sin la fe es imposible agradar a Dios” (Heb 11,6). Y así Agustín 1, acerca de Romanos 14,23: “Todo lo que no procede de la fe, es pecado”, comenta: “Donde no se reconoce la verdad eterna e inmutable, es falsa la virtud incluso en medio de costumbres excelentes”.
Segundo: Por la fe se incoa en nosotros la vida eterna: pues la vida eterna no es otra cosa que conocer a Dios. Dice el Señor: “Esto es la vida eterna, que te conozcan a ti único Dios verdadero” (Jn 17,3). Este conocimiento de Dios empieza aquí por la fe, pero logra su plenitud en la otra vida, en la que le conoceremos como Él es; por ello se afirma en Heb 11,1: “La fe es fundamento de lo que se espera”. Por tanto, nadie puede llegar a la bienaventuranza, que consiste en el conocimiento de Dios, si primero no lo conoce por la fe: “Bienaventurados los que sin haber visto han creído” (Jn 20,29).
Tercero: La fe dirige la vida presente. Para que el hombre viva bien, ha de tener los conocimientos necesarios para vivir bien; y si se viera forzado a adquirirlos todos por medio del estudio, o no lo lograría, o sólo tras largo tiempo. Pero la fe enseña todo lo necesario para vivir bien: que hay un solo Dios, que premia a los buenos y castiga a los malos; que existe otra vida, etc.: todo lo cual nos estimula a practicar el bien y evitar el mal: “Mi justo vive de la fe” (Hab 2,4). Es evidente: ningún filósofo antes de la venida de Cristo, aun con todo su esfuerzo, pudo saber acerca de Dios y de las cosas necesarias para la vida eterna lo que después de su venida sabe cualquier viejecilla por medio de la fe; por eso dice Isaías: “La tierra está llena de conocimiento del Señor”

Más de este autor/tema

El ente y la esencia

Principios fundamentales del pensamiento de Santo Tomás

Summa Teológica

Catena Aurea (PDF)

El credo comentado

Los Diez Mandamientos

Santo Tomás de Aquino

Compendio de Teología

El Padre Nuestro y el Avemaria comentados

Del Gobierno de los Príncipes

Diccionario bíblico abreviado

Santa Hildegarda y su visión del anticristo

Los siete príncipes de los ángeles validos del Rey del cielo

Un rabino habla con Jesús

Cómo la Iglesia construyó la civilización occidental

Eclesiastés: El colapso del sentido

¿Eres realmente libre?

Carta Encíclica Lumen Fidei

Autobiografía

Se hace tarde y anochece

La Cristiandad, una realidad histórica

Regla de San Benito Abad

Sanar el Corazón

Oraciones de San Agustín

Ví Caer a Satanás

Nos amó hasta el extremo…

San Benito y La Teología de La Vida Religiosa

Cartas de Nicodemo

Revelación y tradición

¿Qué es filosofía?

Carta Encíclica Fides Et Ratio

Mensaje de Misericordia de Jesucristo al mundo actual

El Calvario y la Misa

Por qué soy católico

Homilías del Padre Raniero Cantalamessa

Exhortación apostólica Evangelii Nuntiandi

muchas gracias por esta tan valiosa ayuda, aqui he encontrado todo lo que necesito para seguir creciendo en fe, y espritualidad. Dios kes bendiga y cuenten con mi aporte economico tambien, en la medida de mis posibilidades. muchas bendiciones para todos los que han hecho posible esta pagina..
Gracias por poner a nuestro alcance tan grande tesoro.