El Credo del Pueblo de Dios
Pablo VI
Venerables hermanos y queridos hijos:
1. Clausuramos con esta liturgia solemne tanto la conmemoración del XIX centenario del martirio de los santos apóstoles Pedro y Pablo como el año que hemos llamado de la fe. Pues hemos dedicado este año a conmemorar a los santos apóstoles, no sólo con la intención de testimoniar nuestra inquebrantable voluntad de conservar íntegramente el depósito de la fe (cf. 1Tim 6,20), que ellos nos transmitieron, sino también con la de robustecer nuestro propósito de llevar la. misma fe a la vida en este tiempo en que la Iglesia tiene que peregrinar era este mundo.
2. Pensamos que es ahora nuestro deber manifestar públicamente nuestra gratitud a aquellos fieles cristianos que, respondiendo a nuestras invitaciones, hicieron que el año llamado de la fe obtuviera suma abundancia de frutos, sea dando una adhesión más profunda a la palabra de Dios, sea renovando en muchas comunidades la profesión de fe, sea confirmando la fe misma con claros testimonios de vida cristiana. Por ello, a la vez que expresamos nuestro reconocimiento, sobre todo a nuestros hermanos en el episcopado y a todos los hijos de la Iglesia católica, les otorgamos nuestra bendición apostólica.
3. Juzgamos además que debemos cumplir el mandato confiado por Cristo a Pedro, de quien, aunque muy inferior en méritos, somos sucesor; a saber: que confirmemos en la fe a los hermanos (cf. Lc 22,32). Por lo cual, aunque somos conscientes de nuestra pequeñez, con aquella inmensa fuerza de ánimo que tomamos del mandato que nos ha sido entregado, vamos a hacer una profesión de fe y a pronunciar una fórmula que comienza con la palabra creo, la cual, aunque no haya que llamarla verdadera y propiamente definición dogmática, sin embargo repite sustancialmente, con algunas explicaciones postuladas por las condiciones espirituales de esta nuestra época, la fórmula nicena: es decir, la fórmula de la tradición inmortal de la santa Iglesia de Dios.
4. Bien sabemos, al hacer esto, por qué perturbaciones están hoy agitados, en lo tocante a la fe, algunos grupos de hombres. Los cuales no escaparon al influjo de un mundo que se está transformando enteramente, en el que tantas verdades son o completamente negadas o puestas en discusión. Más aún: vemos incluso a algunos católicos como cautivos de cierto deseo de cambiar o de innovar. La Iglesia juzga que es obligación suya no interrumpir los esfuerzos para penetrar más y más en los misterios profundos de Dios, de los que tantos frutos de salvación manan para todos, y, a la vez, proponerlos a los hombres de las épocas sucesivas cada día de un modo más apto. Pero, al mismo tiempo, hay que tener sumo cuidado para que, mientras se realiza este necesario deber de investigación, no se derriben verdades de la doctrina cristiana. Si esto sucediera —y vemos dolorosamente que hoy sucede en realidad—, ello llevaría la perturbación y la duda a los fieles ánimos de muchos.
5. A este propósito, es de suma importancia advertir que, además de lo que es observable y de lo descubierto por medio de las ciencias, la inteligencia, que nos ha sido dada por Dios, puede llegar a lo que es, no sólo a significaciones subjetivas de lo que llaman estructuras, o de la evolución de la conciencia humana. Por lo demás, hay que recordar que pertenece a la interpretación o hermenéutica el que, atendiendo a la palabra que ha sido pronunciada, nos esforcemos por entender y discernir el sentido contenido en tal texto, pero no innovar, en cierto modo, este sentido, según la arbitrariedad de una conjetura.

Más de este autor/tema

Líneas teológicas fundamentales del Camino Neocatecumenal
Ver Libro

La Filocalia
Ver Libro

El sacerdote, confesor y director espiritual, ministro de la misericordia divina
Ver Libro

Abrid las puertas al Redentor
Ver Libro

Diccionario bíblico abreviado
Ver Libro

Carta Apostólica Novo Millennio Ineunte
Ver Libro

Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia
Ver Libro

Carta a las Familias del Papa San Juan Pablo II
Ver Libro

Carta apostólica en forma de Motu proprio Porta fidei
Ver Libro

Didaché o Didaje
Ver Libro

Carta Encíclica Humanae Vitae
Ver Libro

Amar a la Iglesia
Ver Libro

Quanta Cura, Carta Encíclica
Ver Libro

Aparecida Documento Conclusivo Celam
Ver Libro

Carta Encíclica Laborem Exercens
Ver Libro

El cura de Tours
Ver Libro

365 días con Juan Pablo II
Ver Libro

Vida y misterio de Jesús de Nazaret, I. Los comienzos
Ver Libro

Por qué soy católico
Ver Libro

Catecismo de La Iglesia Católica
Ver Libro

Las cinco festividades del Niño Jesús
Ver Libro

Oración Mental Según Santa Teresa
Ver Libro

El Papa Francisco nos habla del Adviento y La Navidad
Ver Libro

El resplandor de Dios en nuestro tiempo
Ver Libro

El Reino Escondido
Ver Libro

El enigma de la belleza. Ensayos estéticos
Ver Libro

Sor Ángeles Sorazu, asociada a los ángeles
Ver Libro

Terapia de las enfermedades espirituales en los padres de la Iglesia
Ver Libro

¿Padeció bajo Poncio Pilato?
Ver Libro

Dos Papas que cambiaron nuestro tiempo, Juan XXIII y Juan Pablo II
Ver Libro

Acompañamiento Espiritual
Ver Libro

Contestando a los Testigos de Jehová
Ver Libro

La palabra manipulada
Ver Libro

Memorias de un exorcista
Ver Libro

La Catarsis Católica
Ver Libro

Obras Completas de San Juan de Ávila
Ver Libro

Catequesis sobre La Iglesia
Ver Libro

El Credo del Pueblo de Dios
Ver Libro

El Galileo Eterno
Ver Libro

Libro de la oración y meditación
Ver Libro

Dei Verbum
Ver Libro

Autobiografía
Ver Libro

Sacerdote para Siempre
Ver Libro

La fe de los católicos
Ver Libro

¿Es razonable ser creyente?
Ver Libro
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!