El Abad y El Acompañamiento Espiritual

André Louf OCSO

¿No llaméis a nadie Padre?

No llaméis a nadie “Padre” vuestro en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre: el del cielo. Ni tampoco os dejéis llamar “Maestros”, porque uno solo es vuestro Maestro: el Cristo (Mt 23,9-10). Tenemos aquí una prohibición evangélica que los primeros monjes parecen haber alegremente transgredido. Éstos casi no titubearon en llamar a sus ancianos “Padres”, y la forma aramea del término –Abba–, que ha pasado tal cual a la lengua monástica quizás más antigua –la copta: Apa–, parece inducir que esta costumbre se remonta a las comunidades palestinas primitivas.

Por otra parte, los monjes no fueron los primeros en transgredir la prohibición. Ya san Pablo, en la más antigua epístola que poseemos de él, la primera Carta a los Tesalonicenses, reivindica abiertamente el título de “Padre” con respecto a sus corresponsales, y no solamente el de “Padre”, sino también el de “Madre”. Él es padre y madre a la vez –es lo que aspira ser–, de los que ha alimentado con la leche del Evangelio, y a quienes ha conjurado firmemente a llevar una vida digna de Dios (1 Ts 2,7-12). Un poco más tarde, Pablo reincide sin complejos en la primera Carta a los Corintios, precisando la naturaleza de su paternidad: él ha engendrado a los Corintios en Cristo Jesús, por el Evangelio (1 Co 4,15). Por el Evangelio: la precisión es importante. Pablo quiere decir que es la Palabra de Dios, vehiculada por su ministerio, la que ha desempeñado la función de semilla fecundante. A tal punto incluso que, a sus ojos, su paternidad con respecto a los Corintios es estrictamente exclusiva de cualquier otra paternidad: Pues aunque hayáis tenido diez mil pedagogos en Cristo, no habéis tenido muchos padres. He sido yo quien, por el Evangelio, os engendré en Cristo Jesús. En otro lugar, en la Carta a los Gálatas, Pablo retomará y afinará la imagen de la “maternidad”. En efecto, dice, todas las tribulaciones que sus queridos hijos “terribles” de Galacia le causan, son los dolores que le permiten alumbrarlos de nuevo hasta ver formado a Cristo en ellos (Ga 4,19). Tenemos aquí una hermosa seguridad, ¡en contradicción aparente con una palabra del Evangelio!

¿De dónde provenía esta seguridad de Pablo y de los primeros monjes y de toda la tradición monástica tras ellos? Sin entrar en una exégesis de las palabras de Jesús –que se explican por el contexto particular de su vida–, ni de las de las primeras comunidades cristianas, podemos suponer que esta tranquila seguridad se fundaba en la experiencia de su vida de creyentes. La experiencia cristiana es ante todo una vida, la vida divina. Ahora bien, toda vida se trasmite por procesos de fecundación, de maduración, de engendramiento, para desembocar en un nacimiento. Ese acontecimiento es normalmente tan incisivo que, el que da la vida y el que es suscitado a la vida, se sienten perfectamente autorizados a decirse padre e hijo, el uno respecto del otro. Desde hace veinte siglos, esta misma experiencia se ha transmitido de generación en generación, de innumerables padres a innumerables hijos.

Es verdad que, a partir de la época patrística, la reticencia encontrada en los evangelios tenderá a preservar esta terminología “paternal” de toda desviación “paternalista” o de cualquier otra. San Basilio Magno excluirá prudentemente el término “abad” de su vocabulario y san Benito, n su Regla, recordará a todo abad que ese nombre no le es dado más que honore et amore Christi, por respeto y por amor a Cristo, de quien hace las veces (RB 63, 13).


Para activar la descarga es necesario una suscripción. Algunos libros requieren de una suscripción premium.

epub
epub
mobi
mobi
pdf
pdf


Adquiere una suscripción

¿Ya tienes una suscripción?

Ingresa aquí:


DETALLES DE ESTE LIBRO


Más de este autor/tema


El Espíritu Ora en nosotros

El Espíritu Ora en nosotros

EN todas partes los hombres tienen hambre de oración. No es que carezcan de estudios teológicos sobre la oración porque los hay excelentes. Pero, ¿dónde ...
Santa María Goretti y la Conversión de Su Asesino

Santa María Goretti y la Conversión de Su Asesino

Santa María Goretti es una santa sencilla y humilde. Murió a los 11 años de edad, pero su madurez humana superaba con mucho la edad ...
Don y Misterio

Don y Misterio

Permanece vivo en mi recuerdo el encuentro gozoso que, por iniciativa de la Congregación para el Clero, tuvo lugar en el Vaticano en el otoño ...
El cura de Tours

El cura de Tours

El abate Birotteau cree vivir en el mejor de los mundos posibles, al menos en la medida de sus modestas pretensiones. Realiza las tareas de ...
La formación para el amor

La formación para el amor

ESTE LIBRO quiere mostrar de forma muy accesible a los jóvenes el notable papel que está llamado a jugar el amor personal en el desarrollo ...
¿Por qué le pasan cosas malas a la gente buena?

¿Por qué le pasan cosas malas a la gente buena?

Son muy pocas las personas plenamente satisfechas: unas son infelices porque están gordas y quieren ser flacas; otras tienen el cabello ondulado y lo quieren ...
Navidad es Jesús

Navidad es Jesús

Navidad es un tiempo especial, un tiempo siempre nuevo, un tiempo de gozo y alegría profundos; un tiempo de fe y de esperanza, de paz ...
Revelación y tradición

Revelación y tradición

Junto a las extensas monografías, en que se han dilatado algunos volúmenes de las «Quaestiones disputatae», las páginas que siguen se presentan un poco como ...
Dios, el coronavirus y nosotros

Dios, el coronavirus y nosotros

Estamos viviendo tiempos  difíciles. Tiempos de incertidumbre, de inseguridad, de temor y angustia, en todos los órdenes de la vida. Tenemos miedo porque no sabemos ...
Creer, Amar, y Esperar, de la mano del Papa Francisco (PDF)

Creer, Amar, y Esperar, de la mano del Papa Francisco (PDF)

La voz del Papa Francisco resuena en la Iglesia y en el mundo, como una voz profética que anuncia con vigor y valentía, a tiempo ...
Pregúntale a la Iglesia

Pregúntale a la Iglesia

La doctrina de la Iglesia es fruto de la Sagrada Escritura, de la Tradición viva y del Magisterio. Jesús de Nazaret fundamentó la revelación de ...
Cinco panes y dos peces

Cinco panes y dos peces

Queridos jóvenes: Contemplar un hermoso panorama, las colinas y el mar azul con olas blancas, me hace pensar en Jesús en medio de la multitud ...
Hemos encontrado Misericordia

Hemos encontrado Misericordia

En la primera carta a Timoteo, se dice sobre la conversión de san Pablo: «Pero por eso he encontrado misericordia, para que yo fuera el ...
Creo en la Iglesia

Creo en la Iglesia

Frecuentemente se oye decir: «Yo creo en Dios, pero no en la Iglesia». Aparentemente con ello se quiere expresar la propia rectitud y sinceridad con ...
La esfera y la cruz

La esfera y la cruz

La nave voladora del profesor Lucifer silbaba atravesando las nubes como dardo de plata; su quilla, de límpido acero, fulgía en la oquedad azul oscuro ...
Profesión de fe en Jesucristo

Profesión de fe en Jesucristo

Este breve texto de Karl Rahner titulado Profesión de fe en Jesucristo no se ha reeditado, desde que apareciera en 1961, en ninguna de las ...
San Enrique Osso

San Enrique Osso

Enrique de Ossó, sacerdote, fundador de la Congregación de Hermanas de la Compañía de Santa Teresa de Jesús, nació en Vinebre, diócesis de Tortosa, provincia ...
Sepa Defender su Fe

Sepa Defender su Fe

Queridos hermanos: Es un hecho que hoy día las sectas pasan casa por casa y hacen una gran labor proselitista. Primero piden muy sutilmente que ...
El Infierno de Sor Josefa Menéndez

El Infierno de Sor Josefa Menéndez

Jesucristo se le apareció a menudo durante los años 1921-22 y 23 a la hermana Josefa Menéndez, una monja de la Sociedad del Sagrado Corazón de ...
¿Qué ves en la noche?

¿Qué ves en la noche?

Evangelios y conspiraciones 15 de mayo de 2006 Si algo podemos destacar en el panorama literario de comienzos de este siglo XXI es el éxito ...
Estuve a las puertas del cielo y del infierno

Estuve a las puertas del cielo y del infierno

BIENVENIDO, querido lector, a este lugar espiritual de encuentro con Dios. Permíteme emplear algunas palabras como presentación de la nueva edición del testimonio de Gloria ...
El Espejo de Las Sagradas Escrituras

El Espejo de Las Sagradas Escrituras

¿Quién ignora que en las Sagradas Escrituras (es decir, las acordes con la ley, proféticas evangélicas, apostólicas y sancionadas por la autoridad canónica) existen pasajes ...
El Jardín Interior

El Jardín Interior

Este libro se dirige a quien -creyente o no- considere una dimensión inalienable de la propia experiencia aquella interioridad que no cesa de interrogarse y ...
El Hombre que Calculaba

El Hombre que Calculaba

Los países árabes han ejercido siempre una clara fascinación, por la diversidad de sus costumbres, de sus ritos, y nada más adentrarnos en la historia ...
Consagrados a Cristo en los pobres

Consagrados a Cristo en los pobres

Cada vez más acuciante se alza por todo el mundo el grito de los pobres. En su voz reconocemos el grito de Cristo, llamándonos a ...
Los Miserables

Los Miserables

Los miserables es una de las obras fundamentales de su autor, Víctor Hugo, y es considerada como una de las grandes novelas del siglo XIX, paradigma del ...
Más grandes que el amor

Más grandes que el amor

Era allí. En aquel decorado de fuego, de humo, de muerte. En aquel hedor de carne quemada, en medio del ballet de las parihuelas de ...
Quanta Cura, Carta Encíclica

Quanta Cura, Carta Encíclica

 Con cuánto cuidado y pastoral vigilancia cumplieron en todo tiempo los Romanos Pontífices, Nuestros Predecesores, la misión a ellos confiada por el mismo Cristo Nuestro ...
Syllabus

Syllabus

Muy Ilustre y Reverendo Señor: Nuestro Santísimo Señor Pío IX, Pontífice Máximo, no ha cesado nunca, movido de su grande solicitud por la salud de ...
Carta Encíclica Laborem Exercens

Carta Encíclica Laborem Exercens

Con su trabajo el hombre ha de procurarse el pan cotidiano, contribuir al continuo progreso de las ciencias y la técnica, y sobre todo a la ...
¡A la horca!

¡A la horca!

Apunte biográfico de Robert Hugh Benson R. H. Benson (1871-1914) fue el último de los seis hijos de Mary Sidgwick y de Edward White Benson, ...
0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir!

Deja una respuesta