Razones para creer

André Léonard

Prólogo

El interrogante sobre la fe constituye el reto principal al que se enfrenta el mundo contemporáneo. ¿Existe o no existe Dios? Si existe, ¿planea por encima de nuestras vidas y de los dramas del mundo o interviene activamente en nuestra historia para iluminarla y conducirla a su desenlace? ¿Es o no es Jesucristo el único en quien Dios se ha revelado y se ha entregado a la humanidad para siempre? ¿Está o no está Jesucristo viviente y asequible en la Iglesia?

En nuestro descristianizado mundo occidental, estos interrogantes cobran, en la misma medida del paganismo ambiental, toda su acuidad y mordiente. ¿Dónde se encuentra la fe en la que fuimos educados la mayoría de nosotros y que muchas, de las generaciones más jóvenes, ignoran por completo? ¿Dónde se encuentra la esperanza cristiana, que pone su total confianza en Dios, en medio de este mundo que tan poco parece esperar de él? ¿Adónde hemos llegado?

En diversas Iglesias de Occidente se habla con insistencia de la necesidad de una nueva evangelización, que tendría por triple objetivo hacer posible que tanto los cristianos de la antigua savia como los nuevos conocieran, celebraran y vivieran la fe. Verdaderamente, ésta es la cuestión. La fe es una relación con Dios que pide ser celebrada en la liturgia y vivida en la totalidad de la existencia humana, pero cuyo contenido exige, por esta misma razón, ser primeramente conocido y comprendido.

El libro que vais a leer no trata de todas esas dimensiones de la fe. Está centrado en el conocimiento del contenido de la fe y, especialmente, en las razones que justifican la fe ante las legítimas exigencias de la inteligencia humana. En terminología de otro tiempo, diríamos que se trata de una obra de «apologética». Hoy, debido a ciertos excesos del pasado, esta palabra se toma a menudo en sentido peyorativo. Sin embargo, en su sentido propio, que significa «justificación de la fe», la apologética es indispensable, sobre todo en nuestra época, en que, frente al anonimato y la frialdad del mundo ateo en que vivimos, muchos hombres y mujeres se inclinan de nuevo y con razón hacia la fe cristiana para encontrar en ella un espacio de expansión personal integral y un cálido hogar humano. Se corre el riesgo, sin embargo, de esperar demasiado del sentimiento y de olvidar que la fe, por dirigirse al hombre entero, habla también a la inteligencia humana. Desde luego, la fe es más que un asunto de inteligencia y de comprensión; pero si ha de resistir al masivo replanteo a que la someten la numerosas ideologías del mundo contemporáneo, ha de poder dar razón de sí misma en el plano de la inteligencia común a todo hombre.

Esta obra del profesor André Léonard llega en el momento oportuno. En este final de siglo en que nos encontramos, es más indispensable que nunca que los cristianos —incluidos aquellos que no son, ni mucho menos, intelectuales— sean capaces, como pedía san Pedro, de «dar razón de su esperanza» (cf. 1Pe 3,15). Aprecio mucho, como sin duda apreciarán numerosos lectores a su vez, el rigor lógico, la claridad y el valor pedagógico de este libro. Lo considero una obra valiente, que no ahorra ningún esfuerzo para tratar con detalle algunas cuestiones a menudo algo escamoteadas, en particular las que se refieren al mal y al pecado original.

En respuesta a la invitación del papa —hecha principalmente con ocasión de su memorable viaje pastoral a Bélgica, en mayo de 1985—, la Iglesia ha entrado en un período de nueva evangelización. En este contexto, el presente libro ayudará a sus lectores a que profundicen en la fe; les invitará a celebrarla y a vivirla día tras día. ¡Tolle, lege!

Malinas 1986
Cardenal Godfried Danneels
Arzobispo de Malinas-Bruselas


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