EL Proceso: ¿Eres tú el Hijo del Dios?

Sí, es tu decisión. Esta es tu opción por el amor: aceptar mansamente el camino de la cruz para demostrarme hasta dónde eres capaz de amarme.

Autor: P Alfonso Pedroza LC

Fue necesaria la oración del huerto para afrontar con majestuosidad el desenlace del drama: tu pasión bendita.

Porque fuiste tú quien salió al paso de la cohorte. Quien con tu sola palabra la derribaste, pero no huiste, pues tu decisión era entregarte. Te arrastraron cargado de cadenas, como si se tratase de un asesino: comenzaba el reino de la injusticia a desquiciar toda medida de humanidad.

Y Pedro salió a tu defensa. Pero tú detuviste su espada. Hubiera muerto por ti, pero no era ese tu plan ni el estilo de tus seguidores. No. Guarda tu espada, Pedro, que Cristo necesita de otros apoyos, de otras defensas. Esas que desconoces y que te llevarán a renegar de él por tres veces consecutivas: la oración y la vigilancia. Tú dormías, él rezaba.

Todo el poder divino desplegado para calmar las aguas del lago de Tiberíades, en otra ocasión, hoy enmudece, reprimido bajo la humilde y paciente aceptación del plan del Padre. No hay odio ni fulgurantes rayos que eliminaran a los soldados. Sólo entrega mansa y consciente. Amorosa, decidida, total.

Te conducen ante Anás. Te interrogan. Permanecías callado y cuando respondes lo haces con lógica desarmante, con sencillez, con dignidad. ¿La reacción? Una bofetada prepotente de quien deseaba congraciarse con su jefe. ¿Y tu respuesta? Contundente y señorial: “Si he hecho mal, demuéstramelo. Si no ¿Por qué me pegas?”

Te llevan ante el Sanhedrín reunido en pleno. Te montan un juicio, contrario a la ley, que prohibía hacerlo de noche. Además, no te proporcionan un abogado defensor. Un juicio en donde la justicia brillará por su ausencia.

Se levanta el telón. Y comienza el teatro. Los actores ejecutan sus papeles como pueden. Se multiplican las acusaciones falsas, contradictorias, y tú callas. Contemplas con infinita conmiseración a aquellos pobres títeres del poder humano, quizá empujados a levantar falsos a fuerza de amenazas o de dinero. Sobran los gritos y aspavientos pasionales.

Y veinte siglos después los hombres seguimos sin aceptar tu evangelio, obcecados en nuestros criterios, rechazando la belleza de tu persona, la fuerza de tus milagros, el perdón de tu corazón, tu testimonio a favor de la verdad. Y permanecemos voluntariamen-te en el error, viendo en ti al enemigo nefando de nuestro reino de apariencias e intereses egoístas.

Juran. Se contradicen. Te interrogan. ¿Y tú? Callas. Es la mejor respuesta. Allí no hay más que uno que domina la situación: tú mismo. Tu silencio pesa como una losa sobre sus conciencias. Les duele.

Por eso tienen que desafiarte, tocando la herida más íntima de tu ser: “¿Eres tú el Hijo del Dios viviente?” A lo que no puedes responder sino afirmativamente, con plena consciencia de las consecuencias que esto comporta: “¡Sí, tú lo has dicho. Yo lo soy!”

Caifás se rasga las vestiduras, en gesto hipócrita. ¿Es que no tenía decidida, de antemano, tu sentencia de muerte? “¡Blasfemo!” El Dios que les has revelado les incomoda mucho, les asusta, porque no lo pueden manipular. Por eso tienen que deshacerse de él, a como dé lugar.

Ahora bien, cuando debías callar, para salvarte, hablas y cuando -para salvarte- deberías hablar, como ante Pilato, callas. ¿Por qué? Parece como si tú mismo intentaras echarte la soga al cuello. Como si fueses tú quien tuviese la última palabra para decidir qué hacer con tu vida: “Por esto el Padre me ama, porque yo doy mi vida por mis ovejas. Nadie me la quita, yo la doy por mí mismo. Tengo poder para darla y para volverla a tomar. Tal es el mandato que del Padre he recibido”.

Sí, es tu decisión. Esta es tu opción por el amor: aceptar mansamente el camino de la cruz para demostrarme hasta dónde eres capaz de amarme; el valor infinito del alma humana y la terrible seriedad de cada pecado, boleto de entrada al infierno.

Y aquí todo lo sucedido es históricamente comprobable: no son relatos edificantes, no es teatro religioso, no son la expresión de nuestras piadosas intenciones. Documentos romanos lo avalan. Y dado que podrías habernos redimido con un solo gesto significa que aceptar tu pasión y llevarla hasta las últimas consecuencias quiere decir que tu amor por nosotros, por cada uno, es simplemente extraordinario, infinito y total. Te has jugado todas las cartas para recuperarme. Has apostado todo, y perdiste, para ganarme. Si mueres en una cruz, en medio de los estertores más desesperantes…es que tu amor es simplemen-te apasionado, es locura, es el cielo recobrado.


Mas lecturas del Evangelio


¡Bendita tú, entre todas las mujeres!

¡Bendita tú, entre todas las mujeres!

Autor: Edgar Pérez  Del santo Evangelio según san Lucas 1, 39-56 En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región ...
No es importante lo exterior

No es importante lo exterior

Mientras hablaba, un fariseo le rogó que fuera a comer con él; entrando, pues, se puso a la mesa. Pero el fariseo se quedó admirado ...
Siervos inútiles ante el Señor

Siervos inútiles ante el Señor

«¿Quién de vosotros tiene un siervo arando o pastoreando y, cuando regresa del campo, le dice: “Pasa al momento y ponte a la mesa?” ¿No ...
Jesús llora sobre Jerusalén

Jesús llora sobre Jerusalén

Del santo Evangelio según san Lucas 19, 41-44 En aquel tiempo, al acercarse y ver la ciudad, lloró por ella, diciendo: ¡Si también tú conocieras ...
Signos de los tiempos

Signos de los tiempos

Autor: P . Sergio Córdova LC  Del santo Evangelio según san Marcos 13, 24-32 En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Pasado el sufrimiento ...
Sobre la elección de los invitados

Sobre la elección de los invitados

En aquel tiempo, decía Jesús a uno de los principales fariseos que le había invitado: Cuando des una comida o una cena, no llames a ...
El que no está conmigo, está contra mí

El que no está conmigo, está contra mí

En aquel tiempo, habiendo echado Jesús un demonio, algunos de entre la multitud dijeron: Por Belzebú, Príncipe de los demonios, expulsa los demonios. Otros, para ...
La purificación del Templo

La purificación del Templo

Del santo Evangelio según san Juan 2, 13-22 Cuando se acercaba la Pascua de los judíos, Jesús llegó a Jerusalén y encontró en el templo ...
Generosidad de la viuda

Generosidad de la viuda

Autor: P. Juan Gralla  Del santo Evangelio según san Marcos 12, 38-44 En aquel tiempo, enseñaba Jesús a la multitud y les decía: Guardaos de ...
Herodes oye hablar de Jesús

Herodes oye hablar de Jesús

Autor: Comunidad de Carmelitas Descalzas de Toro Del santo Evangelio según san Lucas 9, 7-9 Se enteró el tetrarca Herodes de todo lo que pasaba, ...
¡Todo empieza de nuevo, Cristo ha resucitado!

¡Todo empieza de nuevo, Cristo ha resucitado!

Vamos a hacer de esta reflexión una contemplación de la experiencia que Pedro tiene sobre la resurrección de Cristo. Dice el Evangelio: “Estaban juntos Simón Pedro, ...
Jesús en Nazaret

Jesús en Nazaret

Del santo Evangelio según san Lucas 4, 16-30 En aquel tiempo fue Jesús a Nazaret, donde se había criado y, según su costumbre, entró en ...
No he venido a traer paz

No he venido a traer paz

Del santo Evangelio según san Lucas 12, 49-53 En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: He venido a arrojar un fuego sobre la tierra ...
Alegría que nadie les podrá quitar

Alegría que nadie les podrá quitar

En verdad, en verdad os digo que lloraréis y os lamentaréis, y el mundo se alegrará. Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en gozo ...
Los ángeles, mensajeros de Dios

Los ángeles, mensajeros de Dios

Del santo Evangelio según san Juan 1, 47-51 Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: Ahí tenéis a un israelita de verdad, ...
¡Ha resucitado el Señor!

¡Ha resucitado el Señor!

Autor: P . Sergio Córdova LC  El día después del sábado, María Magdalena fue al sepulcro muy de mañana cuando aún era de noche, y ...
Muerte de Juan Bautista

Muerte de Juan Bautista

Del santo Evangelio según san Marcos 6, 17-29  En aquel tiempo, Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel encadenado ...
Invitación a la humildad

Invitación a la humildad

En aquel tiempo, entró Jesús un sábado en casa de uno de los principales fariseos para comer, y ellos le estaban espiando. Notando cómo los ...
Cuidado con la avaricia

Cuidado con la avaricia

En aquel tiempo, uno de la gente le dijo a Jesús: «Maestro, di a mi hermano que reparta la herencia conmigo». Él le respondió: «¡Hombre! ...
La prisa de la caridad

La prisa de la caridad

Autor: P. Fintan Kelly    Probablemente a María le llevó tres días para ir de Nazaret al pueblo de su prima que está cerca de ...
Parábola de las diez vírgenes

Parábola de las diez vírgenes

En aquel tiempo, dijo Jesús: «Entonces el Reino de los Cielos será semejante a diez vírgenes, que, con su lámpara en la mano, salieron al ...
El "Sí" de María

El «Sí» de María

Del santo Evangelio según san Lucas 1, 26-38 Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, ...
La muerte de Cristo en la Cruz

La muerte de Cristo en la Cruz

Autor: H. Óscar Ramírez  Del santo Evangelio según san Juan 18, 1-19, 42. Dicho esto, pasó Jesús con sus discípulos al otro lado del torrente ...
Id por todo el mundo y prediquen el Evangelio

Id por todo el mundo y prediquen el Evangelio

Del santo Evangelio según san Mateo 28, 16-20 Por su parte, los once discípulos marcharon a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Y ...
Las bienaventuranzas

Las bienaventuranzas

Autor: P Clemente González Viendo la muchedumbre, subió al monte, se sentó, y sus discípulos se le acercaron. Y tomando la palabra, les enseñaba diciendo: ...
El amigo inoportuno

El amigo inoportuno

Del santo Evangelio según san Lucas 11, 5-13 En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Si uno de vosotros tiene un amigo y, acudiendo ...
Elogio a la madre de Jesús

Elogio a la madre de Jesús

del santo Evangelio según san Lucas 11, 27-28  En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba a las turbas, alzó la voz una mujer de entre la ...
Fiel y prudente a la Voluntad de Dios

Fiel y prudente a la Voluntad de Dios

Del santo Evangelio según san Lucas 12, 39-48< Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora iba a venir el ladrón, no ...
Parábola de los trabajadores de la viña

Parábola de los trabajadores de la viña

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: El Reino de los Cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a ...
La puerta estrecha

La puerta estrecha

Del santo Evangelio según san Lucas 13, 22-30 En aquel tiempo Jesús atravesaba ciudades y pueblos enseñando, mientras caminaba hacia Jerusalén. Uno le dijo: «Señor, ...
0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir!

Deja una respuesta