Kenneth N. Taylor
Aun los niños pequeños pueden entender grandes verdades si se les cuentan en palabras sencillas. Y si se añaden cuadros, las impresiones son doblemente imborrables y duran para siempre.
No hay otro libro que haya cambiado tantas vidas tan notablemente como la Biblia. La Palabra de Dios cuidadosamente presentada, puede ser una fuente de luz en la senda de la niñez. Puede ser una Roca sobre la que se edifique una vida, aun cuando esa vida sea pequeña. “Dennos un niño hasta que tenga cinco años de edad,” dicen algunos, “y su carácter quedará formado para siempre.”
Es increíblemente importante comenzar la enseñanza bíblica directa en la edad más temprana posible, además de las influencias que rodean al niño desde los primeras días en un hogar donde se honra a Cristo. Este libro puede leerse con gran provecho a niños de aproximada mente tres y medio hasta seis años de edad. Los niños de esta edad pueden comprender con sencilla confianza las grandes doctrinas de Dios y sus relaciones con la humanidad. Pueden aceptar con entera confianza y creer para siempre lo que las endurecidas mentes adultas encuentran difícil.
Tanto el autor como los publicadores de este libro esperan que sea un medio de establecer a muchos niños en la verdad, de la cual nada que suceda en los días venideros pueda apartarlos, por cuanto su confianza estará en el Dios Viviente y en su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.
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