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Benedicto XVI. Las sorpresas de un pontificado

Joseph Ratzinger

Introducción

El hermano del Papa, pendiente del móvil

–Soy Joseph. ¿Puedo hablar con mi hermano?

Georg Ratzinger, 81 años, el hermano, también sacerdote, del nuevo papa, no pudo atender la llamada.

Eran las 8 de la mañana del día siguiente, cuando el teléfono móvil no cesaba de sonar.

–Es que no hay quien pueda hablar contigo… Ayer no paré de llamarte –dice, al otro lado, el nuevo Papa.

«La línea normal estaba ocupada sin descanso. Todos querían hablar con el hermano del papa, así que tomé yo la llamada», explicaba Agnes Hein, 79 años, que se ocupa desde hace décadas de los cuidados del sacerdote.

«¡Y era el Papa!», grita Agnes, llevándose las manos a la cabeza. Y añade: «Lo bueno es que desde la noche anterior, parecía que era más difícil comunicar con Georg Ratzinger que con su hermano, el Papa.

«Espero que pronto me facilite un número de móvil al que pueda llamarle, pues probablemente la infusión del Espíritu Santo no está para estas cosas», narraba con humor el hermano de Benedicto XVI.

La escena, hecha abstracción de lo entrañable, ofrece un dato más de cómo seguirán discurriendo las coordenadas del hasta ahora cardenal Ratzinger. Es decir, lo prioritario continuará siendo lo humano, la sencillez, la humildad, las raíces genéticas que le vieron nacer… «Todo lo que somos viene de aquel tiempo: Bienaventurados los niños que han tenido una casa, un hogar, una familia, unos padres, un maestro, una escuela, una parroquia», decía Leon Degrelle.

Al día siguiente, Georg, ya en Roma, apostillaba: «Me dijo que viniese y no me negué. No se puede desobedecer al Papa». Aunque todo hay que decirlo, el mayor de los Ratzinger ha declarado que no siente una alegría «ilimitada» por su elección, pues le preocupa la salud de su hermano menor, el Pontífice. «Espero que su salud aguante», dijo a la cadena de televisión alemana WDR… En otra entrevista, en la cadena ARD, manifestó que se enteró por los medios de comunicación, y confesó que no contaba con que su hermano fuera elegido «por su avanzada edad». «Su elección constituyó para mí un “verdadero susto”, espero que la acepte “como la voluntad de Dios y del Espíritu Santo”».

Joseph Ratzinger, siempre entrañable con los suyos, visitaba hasta ahora regularmente a su familia, en la ciudad bávara de Ratisbona, donde reside su hermano. Agnes, la asistenta, declara que ella solía recoger al Papa con el coche cuando llegaba. Pero ahora se cuestiona cómo será la primera visita de Benedicto XVI.

«Habrá menos contactos –dijo Georg Ratzinger–, pero el vínculo seguirá siendo el mismo».

«Será un buen papa», dice su hermano

Georg Ratzinger ve en su hermano a «un buen papa». Humanamente «es un tipo de persona muy diferente de Juan Pablo II», al que «apreciaba enormemente y con el que tenía muy buena relación. Le quería mucho. Hoy día –añade– no se confían tareas de ese peso y responsabilidad a personas de su edad». Ve a su hermano «más académico y universitario», frente «al don de gentes de Wojtyla. Él no tiene esa facilidad para conectar con las gentes de una manera tan directa y espontánea, ni para fascinar de inmediato a quienes lo escuchan».

Afirma estar «seguro de que su hermano hará un trabajo bueno y responsable», aunque «completamente diferente al de Juan Pablo II».


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