Tratado de la Verdadera Devoción a La Santisima Virgen Maria

San Luis María Grignon de Monfort

Para todos los que amamos a María, San Luis Grignon de Monfort es una lectura obligada.

  Escrito varios siglos atrás, su “Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen” tiene la frescura del texto nuevo.  El supo resumir y compendiar el misterio de la Madre de Dios, respecto de la obra de la Redención, colocándola en el sitial que le corresponde respecto de la Santisima Trinidad. En tiempos en que alguna gente se siente confundida respecto de la relación que nuestra alma debe tener con María, el libro de San Luis es como una brisa que nos refresca y fortalece en nuestro amor Mariano.

Había nacido en Bretaña en el pueblo de Monfort en 1673, sus padres se llamaban Juan Bautista Grignon y Juana Robert de la Biceule. Nuestro santo se educó con los Jesuitas de Rennes. Recibidas las sagradas órdenes en 1700, se lo nombró capellán del hospital de Poitiers. Pronto se destacó por su espíritu reformador, al iniciar con el personal femenino un movimiento que había de resultar más tarde la Compañía de la divina Sabiduría.  Como sucede generalmente con los reformadores, fue duramente criticado y combatido; tuvo que renunciar al cargo de capellán y el obispo le prohibió predicar en la diócesis. Luis María marchó entonces a pie a Roma y allí Clemente XI lo recibió cariñosamente y lo nombró misionero apostólico. Retornó a Bretaña y misionó en su tierra natal. Predicó con fortuna, empeñándose en la reforma de las costumbres. Una de sus devociones favoritas era el rezo del rosario y con tal fin fundó varias cofradías. Esta devoción lo indujo a tomar el hábito de la tercera orden de santo Domingo, por lo que es llamado apóstol del Rosario. Fundó una congregación de misioneros que llamó Compañía de María, la cual sólo en 1836 fue aprobada por Gregorio XVI. Los miembros de este instituto están hoy casi en todos los lugares del mundo. Escribió varias obras muy difundidas, especialmente la titulada Verdadera devoción a la Santísima Virgen. Luis María Grignon de Monfort murió en 1716.

San Luis sufrió en vida la incomprensión de muchos sacerdotes, pero El supo perseverar y legarnos esta amorosa obra. Su vida y su obra son una lección para nosotros: debemos saber defender a la Virgen, y enfrentar las cruces que el Señor nos ponga en el camino, para Gloria de Dios.


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